martes, 27 de diciembre de 2011

“El Gesto y la Palabra oportuna”

En el principio existía ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.  Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
(Juan 1,1-5)

La Plegaria Eucarística Vb de la Liturgia ha llamado siempre mi atención desde muy niño. Recuerdo que solía escuchar al padre, de mi parroquia, en la Misa mientras que levantaba sus manos al cielo: inspíranos el gesto y la Palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado. Solía reflexionar sobre esto de niño, quienes son esos hermanos solos y desamparados; regularmente me suponía que aquellos que consideramos más pobres económicamente hablando, por ejemplo los ancianos que no gozan de una familia, o los niños abandonados, entre otros casos extremos. Pero más llamaba mi atención cuando reflexionaba sobre a qué se refería con la palabra oportuna. Y tratando de hacer relación a ambos pensamientos me preguntaba cómo iba saber cuál era el gesto y sobre todo la palabra oportuna que habría de decir.

El día de la Navidad me ha dado en parte la respuesta, pues pienso ahora que el gesto y la palabra oportuna es otorgar al mismo Cristo a quien más lo necesita. El evangelio de Juan es claro “en el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios… Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Oh que grandes y divinas palabras, escucharon mis oídos ese día de Navidad.

Mientras me preparaba para el sermón de la Mañana, no podía dejar de repetirme el abordar el tema con un comentario de los martes. Quería hacerlo desde el lunes sin embargo me dije espera al martes. Otras tantas palabras vinieron a mi encuentro mientras pasaba el lunes y parte del martes para hacer el comentario, pero cambiarían completamente el tema de la Navidad y además iban en un sentido más cómico, nostálgico y tal vez de gratitud inclusive. Así que me dije No hay que desaprovechar la octava de este tiempo de gracia que es la Navidad.

Durante el Adviento escuchaba frases ya muy cercanas a la Navidad como por ejemplo: “que el Niño Dios nazca en tu corazón” sin embargo se me hacían un tanto trilladas. Y es que el Nacimiento de Jesús en nuestros corazones solo puede darse cuando lo abrimos para que en ellos se encarnen nuestros hermanos. A fin de cuentas solo así podemos hacer presente a la Palabra hecha carne en nuestra vida y en la del prójimo. Cuando no lo hiciste con el más insignificante de mis hermanos conmigo tampoco lo hiciste. Esa es la verdadera palabra oportuna el mostrar al que es la Palabra a nuestros hermanos y, el abrirnos e ellos para mostrar el gesto oportuno. Tratando de imitar al que es Gesto y Palabra oportuna.

Qué gran gesto de nuestro Padre Dios mostrarnos y regalarnos a su Hijo hecho Hombre como nosotros y en la Humildad del Recién Nacido.

Qué Gran palabra de nuestro Padre Dios al hablarnos a través del que es la Palabra creadora: su Hijo. Y así poder expresar el gran amor que nos tiene.

Hagamos vida en el que es la Vida, a través de nuestros gestos y palabras a nuestro prójimo, amándolo siempre y oportunamente.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

martes, 20 de diciembre de 2011

El calor de la afectividad

Amo el canto de cenzontle pájaro de cuatrocientas voces,
amo el color del jade y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.
Nezahualcoyotl.

La temporada decembrina me encanta y, es que entre el frio y la Navidad logran ponernos a todos en un plano afectivo que poco a poco se va impregnando en todas nuestras actividades. Se suele hacer intercambio de regalos para mostrarnos el afecto, se invitan a cenar los amigos para acrecentar los lazos  de fraternidad y, sobre todo dejamos que el Señor inunde con su amor al hombre, al regalarnos a su Hijo.

Recuerdo que de niño me era muy difícil mostrar el amor a mis amigos, incluso a mi familia; solía ser un tanto reservado. Hoy creo que he aprendido a mostrar mi afectividad a través de un abrazo, algunas palabras, algún gesto. Qué gran necesidad tenemos de sabernos amados y de mostrar nuestro amor a los demás.

Puedo decir que he logrado perdonar rápidamente pequeñas ofensas o roces que suelen darse con alguna fricción en las decisiones comunes; también he logrado dejar pasar por alto críticas que personas me han hecho a las espaldas… creo que en algún momento tuve que haber tomado la decisión de amar al hombre por lo que es y no por lo que tiene, ni por lo que el mismo pudiera hacer.

El sábado una de mis mejores amigas celebró con un banquete el término de sus esfuerzos por conseguir alguna profesión (Contadora Publica y Auditora), me pareció que todos teníamos en la mente un sentimiento de alegría por ver a nuestra amiga y a sus compañeros el poder ser llamados a recibir como graduados los reconocimientos correspondientes. Todos intentábamos dar muestra de nuestro afecto y apoyo. Sin embargo el afecto no solo se queda en el saber darlo sino también en el saber reconocerlo. En ese evento pude contemplar el rostro de mi amiga lleno de gratitud para con quienes ella sentía el apoyo, en especial según sus palabras y, voz entrecortada, de gratitud por el apoyo que le brindó su madre.

Tenemos que aprender que el afecto se da y se recibe. Muchos tal vez saben dar amor y mostrar afecto a través de los gestos pero pocos saben interpretar el mensaje que los demás emiten para brindarlo. Así tenemos a los hijos que se molestan con los padres porque estos intentan con sus acciones sencillas mostrar el afecto; dicha molestia se da porque en muchas ocasiones no se sabe codificar los mensajes afectivos de los demás; incluso se da entre las amistades de sexo opuesto. El mensaje de un abrazo puede resultar para el hombre o la mujer un mensaje confuso cuando uno lo manda como amistad y el otro lo codifica como algo más.

El Señor Jesús dejaba que la mujer pecadora le enjugara los pies, descubrió en ella el amor: “a esta mujer se le perdona mucho porque a amado mucho”. San Juan expresa tambien, otro gesto de afecto,  en su evangelio cuando el discípulo amado se recostó en el pecho del Señor. El mismo Señor Jesús reprueba que los gestos de afecto se utilicen de manera negativa, cuando recrimina a Judas Iscariote sobre el gesto con el que lo traicionaba; “¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?”.

Con todo esto creo que el afecto es aquello que le da calor a las amistades; la sonrisa, el abrazo, el beso, el saludo, el guiño, expresan el afecto que sentimos por las personas. Pongamos todo nuestro esfuerzo en mostrarlo y recibirlo, así haremos más cálidas nuestras expresiones de amor.

martes, 13 de diciembre de 2011

"TIGRES CAMPEON"

El domingo pude ver la final del futbol Mexicano con unos amigos, esta misma era disputada entre los equipos de Los Tigres y Los Santos. Antes de la Final me encontraba un tanto nervioso, pues desde muy niño he sentido inclinación por apoyar este equipo Tigres. Recuerdo cuando niño jugaba futbol en mi barrio sintiéndome alguno de los jugadores del equipo, entre los nombres que recuerdo viene a mi memoria el de Gasparini, el Chima Ruiz, Diablo Nuñez, entre otros muchos.

Mi nervio de ver Campeón a mi equipo tengo que decirlo era bastante, algunos de los feligreses de mi parroquia me decían que era exagerado, otros no creían que si quedaban campeones podía llegar a derramar lagrimas, como me ocurrió cuando descendieron y cuando Ascendieron nuevamente a la Primera división, pero yo seguía nervioso. Nervioso aun con un mercador a favor; pues tengo que decirlo y no negarlo los Tigres, el equipo del que me siento parte No había sido capeón durante 29 años y medio. Algunos tomaban este dato histórico para darme carrilla, incluso algunos seguidores del Primer Equipo local de mi estado, (digo primer equipo dado que los inicios del Club de Futbol Monterrey se remontan a 1945) hacían bromas diciendo que presumíamos campeonatos de hace veintinueve años mientras que ellos ya habían visto a su equipo campeón y que nosotros solo cada treinta años podíamos logra algo así; para su suerte los Rayados ha quedado cuatro veces campeón en torneos cortos, mientras que nosotros los Tigres solo habíamos sido campeones en dos ocasiones de Torneos largos (en el 79 82), que duraban todo el año. Hoy el Futbol en México ha cambiado.

También tengo que decir que el Club Tigres, nació oficialmente el 7 de marzo de 1960, surgió de una metamorfosis del equipo Jabatos, fundado tres años antes y cedido a la Universidad Autónoma de Nuevo León. Para el primer campeonato de tigres que fue a los 19 años de nacido el club pues yo aun no había nacido. Y en el 82 aunque ya contaba con casi un año de edad no había tenia la edad suficiente para poder vivir conscientemente el campeonato. Supongo yo que ha de haber sido un gran gozo para los seguidores Tigres del 79 poder ver a su equipo campeón por primera vez, al igual que para los seguidores Rayados del 86 al ver su equipo campeón por primera vez (en aquel torneo corto) después de 41 años de existencia sin saber que se sentía ser campeón.

Coincidentemente en la Iglesia celebrábamos el tercer domingo de adviento al cual denominamos Domingo Gaudete (de gozo), y yo podía experimentarlo. Pues el Gozo que sentía como encada eucaristía adquiría ahora también este pequeño gozo que tenía al ver a mi equipo campeón; gozo que como cite al principio me llevo a las lágrimas, basto abandonar el hogar donde vi el juego para poder soltar un par de lágrimas de mis ojos. Lagrimas de alegría por ver a mi equipo campeón. Hice sonar el claxon de mi carro anunciando la noticia buscando ser portavoz de mi claxon, algunos amigos tuvieron a bien hablarme pero mi voz no podía emitir palabras realmente estaba emocionado, solo pude esbozar entrecortado “Capeones… Campeones brother” y no pude pronunciar más palabras. Quería ir a casa de mi familia para celebrar el triunfo de nuestro equipo pero tenía que celebra la eucaristía, en mi interior le di gracias a Dios por permitirme haber disfrutado este gozo.

Reflexionando hoy puedo ver que el Señor me concedió disfrutar de la Misa y diciéndome Mayor será el gozo cuando participes de la Fiesta eterna. Qué gran acontecimiento. Si disfruté, con enorme gozo, esta corona que mi equipo consiguió, como será el Gozo cuando experimente el ser invitado al banquete de los cielos junto al Dios que le he entregado toda mi existencia.

Después de la Misa fui a descansar un rato y ver algunas noticias. Luego celebré la Misa de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe y al final de esta, pude celebra con unos amigos y hermanos el campeonato Tigres.

El Gozo es la expresión más grande que encontrado de saber que algunos participamos de la misma comunión. Como lo fue de la amistad de mi rallada amiga que nos tomo las fotos para expresar nuestro jubiloso sentimiento.


martes, 6 de diciembre de 2011

La esperanza muere al último

Hoy pude mostrar a mi familia la colección de monedas conmemorativas, con valor de cinco pesos cada una, al bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución de México. Mi familia las vio con asombro, algunos manifestaron no se habían dado cuenta de que traían a algunos personajes de la Historia de nuestro México, otros bromearon con ellas y algunos tal vez no les era tan importante. Sin embargo aun con lo anterior para mí fue emocionante cuando pude obtener la última moneda que completaba los 38 héroes patrios y colocarla en el coleccionador. Ellos no esperaban encontrar la moneda… pero yo sí. Esperaba encontrar la moneda que contenía el personaje faltante a mi colección. Que difícil, pues en ocasiones venían algunos otros, pero el faltante no, la alegría me vino cuando la encontré, pues fue hasta ese momento cuando pude ver el tiempo que le había invertido a esta tarea, cada vez que encontraba y obtenía una moneda distinta y así se iba completando mi colección me decía: solo faltan algunas, pero cuando la encontré entonces mi esperanza murió, había logrado llegar a la meta.

Me pregunto ahora ¿todos somos consientes de nuestras esperanzas? Desde el primer domingo de Adviento propuse a la feligresía que asistió a las eucaristías, que un servidor presidió, que buscáramos esperar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, trabajando por el hermano que se encuentra más próximo y con necesidad. La práctica de las obras de misericordia nos haría más efectiva la espera.

Aun con lo anterior me doy cuenta que el asunto de la Esperanza cristiana es bastante complicado; pues el mismo pueblo de Israel, que experimentó años de estar esperando al Mesías, llegó a un momento en el que veían en cualquier hombre, al objeto de su espera. Juan ‘el Bautista’ tiene que señalar que el no es sino que tiene que esperar a otro. Y cuando por fin llega el Señor, este nos dice que cuando hacemos el bien a alguno de los más insignificantes a él se lo hacemos.

Respondiendo a la pregunta, puedo decir que no, No todos somos consientes de nuestras esperanzas, pues en ocasiones ni siquiera sabemos con certeza lo que esperamos; Incluso me atrevo decir que algunos de los que si son consientes de lo que esperan lo han encuadrado tanto que no son capaces de ver que lo esperado pasa una y otra vez frente a ellos y ellos no lo reconocen.

Jesucristo viene y vendrá con gloria; sin embargo muchos en muchas ocasiones se nos olvida que lo esperamos. Por ejemplo aun era noviembre y con tristeza veía como la gente se amontonaba ya en las compras navideñas convirtiendo la fiesta de la navidad en moda. Ahora me pregunto ¿es posible que podamos esperar con espíritu cristiano a nuestro Señor? Ciertamente que sí. Cuando reconozcamos a Nuestro Señor que llega a nosotros no solo el 25 de diciembre sino en cada momento que mi hermano se encuentra necesitado, será entonces cuando realmente muera nuestra esperanza, cuando realmente celebremos y nos regocijamos, nos jubilamos con la Navidad del Señor. La Esperanza muere al último y muere para dar paso al gozo que no se acaba.


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El milagro de la vida en el momento del nacimiento es impresionante;
pero cuando todos ponen en Él su continua y cotidiana esperanza,
la misma espera se transforma en regocijo. 'Marana tha'

martes, 29 de noviembre de 2011

¿Conoces a Pichirilo? …y dijo sí.

En cierta ocasión mi abuela Esther fue al pueblo donde vivía su hermana, Doña Julia, buscando saber algo de ella; se hizo acompañar por mi hermana y por mí. Hacía mucho tiempo que no la veía, pues ambas habían hecho sus vidas y gozaban de su ancianidad, sin embargo, mi abuela interpelada por nosotros emprendió la búsqueda. Yo que contaba solo con nueve o diez años no sabía ni el nombre del pueblo, ni del municipio; para mí todo era aventura; desde tomar el autobús hasta llegar no sé a qué lugar que hoy sigo sin saber cuál es; me atrevo a decir que mi memoria solo gurda un par de imágenes aisladas y una frase que aun sigo repitiendo de vez en cuando en la sobremesa cuando hacemos memoria de mi abuela, y creo que casi siempre que la digo es en presencia de mi hermana que también experimentó aquel viaje y aquella frase, esta nos dibuja sonrisa a ambos.

Llegamos a aquel pueblo de cuyo nombre no he podido acordarme, y le preguntamos a mi abuelita ¿oiga y, sabe donde vive? A lo cual ella respondió: No, pero ahorita preguntamos; acto seguido abordamos un taxi. Supuse que cuando mi abuela preguntara, preguntaría por una calle o algo así, pero no, su pregunta fue sobre una persona, que no era el nombre de su hermana, sino de alguien que las conocía a ambas pero que hace muchos años al igual que a su hermana, no había visto. Para no hacer el cuento largo la pregunta al taxista fue la siguiente: ¿Conoces a Pichirilo? y (él) dijo ; y el taxista nos llevó a donde Pichirilo. Este momento y esta frase quedaron grabados en mi memoria dado que al retornar a nuestra casa, mi abuela lo contó en repetidas ocasiones.

Pichirilo era un hombre como cualquier otro (creo que también era taxista), sin embargo mi abuela (hasta este tiempo me doy cuenta) había guardado una conexión de esta persona con mi tía abuela, es decir doña Julia. El lugar, las ropas, las costumbres suelen cambiar pero las personas no. Pichirilo era la ruta segura para ubicar a su hermana.

Me he preguntado desde hace unas semanas por qué cuando alguien me ve me pregunta por mis mejores amigos, mi familia, mi padrino, mi parroquia, por qué no preguntarme otras cosas sino aquellas de las que saben que Yo las puedo enterar. Las personas somos la mejor ruta para encontrar a otras personas. Creo que mi abuela lo tenía claro.

Hoy me encuentro lejos de mi tierra, entre la gente con la que me encuentro hay dominicanos, brasileños, franceses, colombianos, salvadoreños, guatemaltecos, etc. y todos absolutamente todos me llevan a la misma persona, todos católicos, todos me dan referencias de Cristo y yo también doy referencias de Él. Al Igual que Pichirilo cada uno nos hemos convertido en ruta hacia alguien, en este caso hacia Dios. Hoy resuena, con gran fuerza, en mi interior aquella frase del Señor que dice: ¿Cuándo lo hiciste con el más insignificante conmigo lo hiciste?

Hay muchos caminos para seguir a Jesús, muchas maneras de sentir su amor, pero para dar amor, acercarnos al amor; tal como lo hizo mi abuela con su hermana (que para entonces la triste noticia es que ya había fallecido), solo lo podemos hacer a través de nuestro prójimo. El hombre es aquel que nos puede hacer llegar al hombre y, amar al hombre es amar al Señor.

A menudo los hombres y las mujeres que poseen el don de la paternidad, buscan salvar su familia de su propio cónyuge, buscan encontrarse y amar a sus hijos desposeyéndoles de su padre o su madre según sea el caso, sin saber que es a través del amor que se profesan el uno al otro es como pueden encontrarse con sus hijos. Jamás el descartar al mismo hombre nos llevara a encontrarnos con la humanidad, jamás el cerrarnos a los demás nos ayudará a encontrar la felicidad.

Cuando el taxista nos llevo a donde Pichirilo, no podía contener mi asombro, cuando me abro a mis hermanos tampoco puedo contener el asombro al encontrarme con Jesucristo.

martes, 22 de noviembre de 2011

"Pero a mi Dios me ayuda"

Creo que todos nos hemos topado alguna vez con esas personas que nos trasmiten paz, tranquilidad; personas que buscan hacer el bien y vivir en la justicia. Me refiero a los que se abren paso entre la adversidad, trabajando duró y buscando siempre, como muchos decimos, salir adelante. Sin embargo he de reconocer que también hay gente que no deja avanzar, que mas que estorbar el avance de los demás, se vuelve su adversario, coloquialmente decimos que: “ni pichan, ni cachan, ni dejan batear”.

He de confesar que estas segundas personas me dan un miedo tremendo y terrible. Sobre todo cuando el tiempo es adverso, siento que vivo la experiencia de una película de suspenso que aun cuando la música, los sonidos y las escenas te indican que vendrá un gran susto, este por más anuncio que te hagan siempre es sorpresivo y espantoso. Soy de los que piensan que una persona nunca dejas de conocerla. Las personas malvadas nos llevan a al temor eso me queda claro, pero si le sumamos un tiempo adverso nos puede llevar al derrumbe.

Me es consolador mi experiencia del rezo de vísperas, tal vez porque el tiempo y el lugar en que las recé me era favorable, las montañas que me rodean hablan por sí solas, me abrazan y me gritan que Dios está presente. Mil temas en el día cruzaron mi cabeza desde que me desperté, sin embargo supe cuando leí el salmo 48 que sobre esto tenía que hablar no podía quedarme con la experiencia reservada. Otros temas habían sido sobre las personas grandes y sencillas como Juan Pablo II, madre Teresa (mi favorita), o incluso las lagrimas de Benito (trabajador de la casa de retiros donde me hospedo) al hablarme de la película Milagros inesperados. Pero el salmo en parte resume todo.

Canta el salmo ¿Por qué he de temer los días aciagos cuando me acerquen y me acechen los malvados…? Me pregunto ¿acaso no puede más el bien que el mal? o ¿acaso hay no más gente buena que mala? Dios hace salir todos los días el sol, para darles calor a sus hijos, manda la lluvia para bendecir y fecundar los campos, saciar la sed del hombre.

Las personas malvadas suelen causarnos temor, sin embargo, Dios nos ayuda. El mismo nos tiende la mano nos da la persona indicada para saber que está presente y que no dejará a sus hijos sucumbir ante el enemigo. Puedo confesar que en el camino que he recorrido hasta ahora, he podido experimentar la crítica y acciones de la gente, a veces buena otras veces mala, pero no me preocupa, aun que debo admitir que si me reduce la velocidad con que trabajo, crezco y aprendo, y es que la mayoría de las veces va cargada de sentimientos personales con los que no puedo combatir, juicios que muchas veces se han hecho temerariamente y, la que más me causa daño es la que va con la intención de hacerme sucumbir.

Pero a mí Dios me ayuda. Así escuche las palabras de martes, Dios me ayuda, que magnificas palabras. Es él el que socorre mi carencia, mi necesidad y que sale a la defensa contra mi adversario. Ojala siempre pueda experimentar la ayuda de Dios, manifestada en mis hermanos y amigos. Mi temor se vuelve alegría al hacer conciencia de estas palabras.

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¿Por qué habré de temer los días aciagos, cuando me cerquen y acechen los malvados…?
…Pero a mí, Dios me salva, me saca de las garras del abismo y me lleva consigo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Al mal tiempo buena cara


Hoy, al despertar sentí las ganas de seguir dormido, sin embargo reconozco mis labores sacerdotales y mis convicciones pastorales, así que decidí ponerme en pie y afrontar el martes de descanso. Sé que tengo mucho trabajo por estos días pero bueno aun hay tiempo para sacar el trabajo. Debo confesar que muchas veces creo que me meto en trabajos que no me corresponden pero que no sé porqué termino haciéndolos; la verdad, como dirían algunos, “me enquehacero solo” (aun no sé cómo definir esa palabra con exactitud pero no tengo otra para describir el sentimiento y la acción del mismo quehacer). Al entrar la regadera comencé a pensar en el trabajo del día y del mes, eso me preocupó un poco. Luego pude reflexionar sobre lo que me ha pasado en los últimos días y eso me hizo esbozar una sonrisa.
En estos días he experimentado muchas cosas de esas que llamamos negativas, entre ellas enunciaré algunas: me enfermé de la garganta en pleno fin de semana y para mí es difícil esto pues los fines de semana es cuando mas necesito estar al cien; viajando con unos amigos en carretera se desguarachó una llanta a mi carro, me hakearon mi cuenta, se descompuso mi teléfono movil y para no hacer el cuento largo termino diciendo que días más tarde me dieron un  cristalazo al carro. Esta última me causo risa a pesar de que tenía que invertirle tiempo y dinero para cambiar el cristal. La verdad he tomado la decisión de no enojarme por cosas insignificantes y mucho menos por daños materiales, creo que aquel dicho de “al mal tiempo buena cara” tiene demasiada enseñanza. Pues muchas veces nos desanimamos por cosas que no tienen gran trascendencia y lo peor es que regularmente cambian nuestro estado de ánimo de la pasividad al enojo y terminamos descargándonos con otras personas y a veces estas son de las que más nos aman.
Me pregunto ahora ¿es posible siempre estar mostrando buena cara a las adversidades y sin sabores? Ciertamente hay cosas que nos sacuden, nos enojan y nos hacen borrascoso en muchos de los casos el juicio; así que no podemos decir que somos inmunes ante algunas situaciones. En el momento que caminaba por la calle y llegaba a mi automóvil me di cuenta que tenía el cristal roto, abrí la puerta me subí al carro, acto seguido mire la infinidad de cristales en el asiento del copiloto, sonreí, encendí el motor y me fui de allí. No pude enojarme, pensé que no había necesidad de enojo, no había culpable, no había razón de enojarme además no tenía con quien compartir mi enojo, así que decidí reír y reír. Qué alegría me dio el no poder reaccionar negativamente ante la peripecia.
Las diferencias de pensamiento, las decisiones de manejo en el trafico de la ciudad, la manera en que pedimos las cosas, los contratiempos, la pereza de los compañeros de trabajo, entre mochas otras, son cosas que nos suelen avecinar un mal tiempo, una estancia infeliz, una molestia con los demás, pero a todas estas cosas hay que responderle con buena cara, pues una sonrisa hace abordar de manera diferente las correcciones fraternas, los trabajos, los reclamos, los servicios.
Presentemos siempre buena cara. No solo se trata de cumplir obligaciones y compromisos sino de hacerlo de la mejor manera. Sonreír que siempre hay cosas buenas y malas, por eso hay que sonreír.
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¡Feliz Cumple hermanita!

martes, 1 de noviembre de 2011

Dar y recibir amor

Muy a menudo las parejas que quejan de que su cónyuge ya nos los o las quieren como cuando eran novios o incluso que ya ha pasado mucho tiempo sin escuchar un “te quiero”, “te amo” o “te extraño”, las esposas regularmente se quejan de sus maridos y los maridos de sus esposas. Expresan con las o los amigos lo mucho que sufren al no experimentar ya el amor de su pareja: Ya no me toma de la mano cuando caminamos juntos, ya no me da un beso cuando se despide o simplemente no entiende lo que siento ni me pregunta cómo me fue. Igualmente pasa con la gente soltera, viuda, divorciada; también con los hijos y los padres, parientes y amigos, etc. Se quejan de no recibir el amor que ellos dan.

Cuando les pregunto a los matrimonios cuanto han caminado juntos, cuanto han aguantado en las discusiones, cuantas veces han dejado de asistir al trabajo y ya no contribuyen en el hogar u otra de tantas preguntas que se me vienen a la mente, la respuesta siempre es la misa: No, bueno si es muy cumplidor, es un buen hombre, es buena madre, tiene en orden las cosas, etc. Yo siempre termino diciendo que hay que aprender a descubrir el amor en lo ordinario, en lo cotidiano, pues ahí está el secreto de la vida fiel y por lo tanto amorosa.

Dar y recibir amor se me ha hecho algo muy sencillo, a diario lo experimento. Y es que a veces la gente espera recibir amor de una manera determinada, en un tiempo determinado, a la hora determinada, lamentablemente los que determinan el parámetro de cuanto los aman son las personas que intentan medir, cuantificar el amor. Por ejemplo la señora que espera que el marido le diga: “que ordenada y limpia te quedó la casa”, pero en cabio de decir eso el hombre solo llega se sienta en el sillón más limpio descansa en el, acto seguido prende el televisor y disfruta de que haya un lugar donde poder descansar, el hombre se siente a gusto con la limpieza del hogar tanto en que él puede recrearse, descansar para que al día siguiente pueda nuevamente con fuerzas renovadas para trabajar. No es este acaso una manifestación de que goza el amor que le tiene su esposa y que con su acción aprueba el trabajo arduo de la doña a lo largo del día. O por ejemplo el marido que espera que su mujer le diga “oye viejo gracias por tu trabajo, sin tu esfuerzo diario de levantarte temprano todos los días y traer el dinero a casa me demuestras el gran amor que me tienes, pero en cambio la mujer solo lo toma y espera el día de mercado para comprar lo suficiente para seguir alimentando a su familia, acaso ese solo acto de la mujer no es ya una muestra de amor (su esfuerzo, empeño, etc.). El amor se debe percibir de mil maneras, no encuadrarlo a frases, dichos, etc. Si no hay que ver también los gestos que regularmente dicen más que mil palabras.

Así que mis queridos lectores; es importante dar y recibir amor. Pero en esto del amor hay que evitar ponerle parámetros puesto que el amor no solo son palabras sino también gestos y compromisos cumplidos. Perdemos mucho el tiempo en buscar que la otra persona nos ame exactamente como nosotros quisiéramos que nos amará y excluimos de la manera en que el otro sabe expresar el amor. El Señor entregó su vida en la cruz, esa fue la manera en que el expreso su amor, Él dijo a la mujer pecadora, ‘a esta mujer se le perdona mucho porque a amado mucho’ Él vio en su gesto de lavarles los pies con sus lagrimas y secárselos con su caballera el gran amor que ella tenía. Yo mismo experimento el amor de mis amigos en el acompañamiento, en el comer juntos, en la corrección que me hacen, en la palabra que me comparten, en la ayuda que me piden, etc. Creo que debemos de estar atentos a cada minuto de nuestra vida pues en cualquier momento podemos experimentar el amor que se dice sin palabras.

martes, 25 de octubre de 2011

Aferrarse a la Vida

El 14 de agosto de 2008 por gracia de Dios me ordené diacono para la Iglesia de Dios. Aun recuerdo la procesión de entrada con la que daba comienzo la celebración eucarística, sentía que un temblorcillo recorría mi cuerpo y lo acompañaban unas grandes ansias de romper a llorar, volteé a ver a mis lados y logré observar a mi familia emocionada y nerviosa al igual que Yo, regrese mi vista a mi mamita del cielo y conseguí algo de sosiego, nuevamente mis ojos reposaron en otra gente se trataba de algunos amigos y conocidos; me preguntaba porque Él me había elegido a mí, para entrar en el orden sagrado, me sentía indigno, repase con velocidad por mi mente algunos compañeros en el seminario a los cuales consideré mejores que yo, y sin embargo ya no estaban, solo nos encontrábamos tres. Sin duda ese día comenzó mi nueva vida.

Con el orden sagrado vino la práctica de administrar sacramentos para la vida de la Iglesia. De los que más me gustan son la Eucaristía y el Bautismo, dado que la condición que este último da, es impresionante: a quien lo recibe le da la vida eterna, lo ingresa a la vida de la gracia y lo hace formar parte de la comunión con la Iglesia, además de que el bautizado adquiere la condición de ser hijo de Dios. Que misterio tan magnífico y precioso donde se otorga tan gran dignidad.

Hoy muy temprano me pidieron visitar al bebe de unos amigos míos que había nacido prematuramente, después de haber compartido algunas palabras con la madre del bebe y escuchar junto a su esposo, el diagnóstico del médico, nos trasladamos el padre del niño y un servidor hacia cuidados intensivos, frente al niño eleve oraciones junto al papá y después lo bauticé; mientras esto ocurría Ángel Miguel, con cuyo nombre lo presentamos ante Dios, apoyado en el respirador que le ayudaba a lograr conservar la vida, nació a la vida eterna, convirtiéndose así en otra creatura nueva, hijo de Dios, y el pequeño tuvo a bien lanzar un grito de esperanza, el grito era solo un pequeño sonido, pero para el padre de Angelito y para mí se convirtió era un grito de felicidad, solo pudimos voltear a ver nos a los ojos y sonreír bajo los cubre bocas, nuestros ojos brillaron.

Después del bautizarlo me dirigí a casa de mis padres pensando en fuerza de aquel infante. Ángel Miguel (nombre elegido por sus padres significando ser “enviado de Dios”) se convirtió para mí, en este día, en la reflexión de cada martes. Como siempre me surgieron algunas interrogantes ¿Qué pasará en las próximas 72 horas de Angelito, son horas criticas de observación? ¿Cómo será la lucha en su incubadora en los siguientes meses hasta lograr la fuerza necesaria de enfrentarse a la vida con mayor fuerza? ¿Podría ser un motivo de esperanza para otros tantos con situaciones distintas pero con obstáculos que muchas veces parecieran invencibles? Creo que sí.
La lucha del hombre, por más insignificante que parezca, por conseguir la vida, siempre es motivo de esperanza. La gente coloquialmente dice que con nuestro esfuerzo ponemos nuestro granito de arena. Algunos de nuestros hermanos se han cansado de luchar y dejan la batalla otros incluso la han olvidado… para todos resuena la misma enseñanza del Maestro: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas”. Y dijo de nuevo: “¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa”. (Lucas 13, 18-21). Me pregunto acaso el esfuerzo, insignificante para muchos, del pequeño Angelito, no nos ha llenado de esperanza al menos a los más cercanos a él.

Al final creo que el forjar esperanza es tarea de todos pero que para algunos, aun cuando tienen mucho en contra se convierte en el acto más valiente con el cual pueden vivir, y con ellos mostrar y dar fortaleza a tantos otros. Si hoy vivimos inmersos en la cultura de la muerte estoy seguro que saldremos siempre y cuando pongamos nuestros pequeños esfuerzos, pues sumados lograremos insertar vida en nuestra sociedad.

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Con solo 1.5 kg de peso y apoyándose en su respirador
se aferra a la vida e inyecta esperanza a su alrededor.

martes, 18 de octubre de 2011

Obligaciones y Convicciones



Cuando llegué a mi parroquia, mi párroco me encargo celebrar todos los días la Misa de las 8:00 de la mañana, mientras el celebraría la misa vespertina, al principio celebré con gran emoción  pues eran las primeras veces que decía Misa, oportunidad de poder hacer una de las cosas para las que me preparé durante doce años en el Seminario de Monterrey.

Pasados 15 días, de estar celebrando, observaba que los diez feligreses eran siempre los mismos, y aunque con el tiempo llegaron más, el estar celebrando siempre a la misma hora me trajo cierta disciplina, que me ha ayudado a darle a mi día la línea por donde he de caminar. Sin embargo debo decir también hay ocasiones que me cuesta levantarme a compartir la eucaristía. Esto sucede cuando veo la Misa de la mañana como obligación, soy sacerdote, lo sé (espero no escandalizar a nadie) aun con esto de repente se me cruza la idea de quedarme en la cama más tiempo o leer por las mañanas como cuando recién llegué o salir a caminar un rato, sin embargo al tomar el misal y leer las lecturas ya sea de noche o de mañana, no puedo dejar de pensar que le Iglesia está congregada para celebrar el sacrificio que da vida, entonces me dispongo a realizarlo. También debo confesar que en ocasiones me gana la lectura y pierdo tiempo en salir tratando de arrancar los últimos comentarios al oficio, al comentario bíblico o a la novela que tenga por ese día sobre mi buró.

Hoy me pregunto, ¿Por qué en martes tengo que celebrar? ¿Acaso no es mi día libre? puedo hacerlo por la tarde, tal vez ir a visitar a mi padrino y participar junto con él en la Eucaristía o simplemente ir la parroquia en la cual crecí para escuchar Misa como lo hacía antes de consagrarme. Sin embargo hoy pude nuevamente reforzar el por qué lo hago; y es que estoy convencido de hacerlo; como lo estoy de comerme unas flautas, que no me gustan, con tal de convivir.

Es claro que hay cosas que no siempre me gustan hacerlas pero que puestas en la balanza me llenan de sentido y me refuerzan mi caminar. Las obligaciones muchas veces nos hacen cumplir con trabajos, escuchar personas que nos disgusta escuchar, leer libros o hacer la tarea de la escuela, que no siempre me gustó hacer, entre otras tantas. Y las convicciones nos ayudan a hacer las cosas con mayor arrojo, empeño, amor. Y es que cuando estamos convencidos de lo que hacemos toda obligación se supera.

Estoy convencido de celebrar la Misa de las mañanas, aun en martes. Estoy convencido de mis muchachos de Jesús Nazareno, estoy convencido de mis alumnos, estoy convencido del tiempo que le doy a mi familia, estoy convencido de parame de madrugada a ungir el enfermo, de dedicar parte del martes a tareas de mi parroquia, de no contestar mi celular cuando necesito descansar. Pero sobretodo estoy convencido de mi fe en Dios.

Me surge nuevamente otra pregunta, ¿Cuántas cosas hago por convicción y cuantas por obligación? y ¿Cuántas cosas son verdaderas obligaciones que hago por convicción? La verdad no sé tendría que hacer una lista interminable. Lo que si es que estas letras o mejor dicho palabras de martes las hago por convicción y no por obligación. El café que me tomé con Carlos Hernández lo hice por verdadera convicción; mi vocación la vivo por convicción. Creo que son más las que hago por convicción.

Al final del día estoy convencido de que viví bien el martes.

martes, 11 de octubre de 2011

Pinta Sonrisas

Entre todos los libros encontré unas pinturas que al juzgar por la apariencia pesé que las había hecho un niño de unos 4 ó 5 años. Me permití recorrer con la Mirada aquel espectáculo de imagines, al tiempo que por mi cabeza pensaba en los momentos en que el autor habría disfrutado en hacerlas. Por fin mis ojos se posaron en una lona donde se reconocía el esfuerzo ciudadano de algunos hombres y mujeres de nuestro tiempo; entre ellos estaba la madre Guille y otros tantos más, me llamó la atención el de una joven en silla de ruedas.

Alguien se me acercó y comenzó hablarme de la autora de cada obra, de cómo es que comenzó a plasmar imágenes y destinar el dinero de las mismas en ayuda a personas con capacidad diferente. La autora resultaba ser la misma de la silla de ruedas. Me explicaba la persona que tenia parálisis cerebral, entre más me decía mas admiraba el esfuerzo de sus obras. Por mi mete pasaba mi reconocimiento a la autora. Pensaba también en tantos jóvenes que se dejaban vencer por las adversidades y buscaban falsas salidas, cayendo así en la depresión, el odio y hasta en las drogas. También pensaba en aquellos que buscaban ganar dinero para sí mismos mediante violencia y asesinatos. Y esta joven artista solo buscaba apoyarse para apoyar, dibujar en papel para darle color a su vida y a las de otros tantos en su misma situación.

Cómo es que esta joven artista con parálisis cerebral usaba su boca no para maldecir insultar o reclamar como otros lo hacemos ante las situaciones que nos afligen día a día; sino que con su boca tomaba el pincel para decir con colores que la esperanza sigue viva, que no importa cuna difícil sea la tarea y cuan hábiles seamos para realizarla, basta con intentarlo, esperando resonar en cada corazón que contemple su creación.

Pero mi experiencia de la Feria Internacional del Libro no quedó ahí, pues cuando estaba a punto de retirarme logre verla que salía de entre las pinturas y es entonces cuando pinto una nueva obra: su sonrisa. Ahora podía entender, no solo buscaba vender lienzos, tarjetas, llaveros o suvenires, sino buscaba vender “esperanza”. Su sonrisa me llenó de alegría. Ante eso solo pude expresar un tímido “felicidades”. El resto del día solo pude pensar en su esfuerzo, en su actitud de lucha, en su sonrisa. No dudé en pensar que Dios me había dado nuevamente la oportunidad de expresarlo en ‘palabras de martes’.

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Andrea Catalina Pérez Reséndez, nació en Monterrey, N.L. el 30 de Noviembre de 1990 y es la mayor en una familia con cinco hijos. Desde su nacimiento tiene parálisis cerebral y es una joven como cualquier otra de su edad: siempre está alegre, con mucho que hacer y tiene grandes sueños por alcanzar. Desde muy temprana edad mostró interés por el arte, y tener esta discapacidad no le ha impedido pintar, pues para realizar sus cuadros, aunque no puede tomar bien el pincel con sus manos, se ayuda con la boca. Una de las frases más comunes de Andrea es: “¿En qué te ayudo?”…

http://www.andreacperez.com/

martes, 4 de octubre de 2011

Buenas Noticias

Todas las personas al menos una vez en la vida hemos recibido alguna buena noticia. Estas tienen la característica que nos alegran el corazón y nos llevan a compartir el regocijo con los demás. Por ejemplo el lunes me dieron la noticia de que me pagarían el vidrio trasero de mi automóvil como lo había solicitado a la empresa que accidentalmente causó el daño; no pude evitar la sonrisa en mi rostro cuando la señorita dijo: “su petición fue procedente”; esa mañana llegue a la oficina comentándolo con mis compañeros de trabajo.

Así como esta sencilla noticia hay muchas otras que día a día se nos dan causándonos el efecto de pasar nuestro estado anímico a la felicidad; como por ejemplo la votación a favor al evitar la ley aborto, el resultado aprobatorio de un examen, la aceptación de una petición de trabajo, entre otras tantas.

En el libro del profeta Jonás, hubo una noticia al pueblo de Ninive que hiso cambiar la vida y las actitudes, comportamientos del pueblo entero. La misma notica del Evangelio (buena-nueva) es sorprendente. Y ante estas noticias no podemos quedarnos cruzados de brazos, es necesario compartirlas.

Las cadenas noticiosas regularmente se afana por compartir noticias que en lugar de pasar al regocijo el estado anímico de las personas que las escuchan los llevan a la indignación y muchas veces al desanimo. No digo que todas las cadenas noticiosas actúen de esa manera en todo el tiempo sino que regularmente son pocas las noticias buenas que ellas trasmiten.


Que infelices nos volvemos al escuchar noticias negativas, que desdicha el saber que mis hermanos mexicanos solo se golpean la integridad y la dignidad, que infortunio el escuchar que salir a visitar a los amigos pone en peligro mi vida por los hermanos-confundidos que detonan sus armas de fuego.

Ante esto, en lo que mí respecta, me preocuparé y ocuparé por dar Buenas Noticias (Ya lo hago en las Misa de las mañanas) por hacerlas sonar con el fin de cambiar los rostros de desesperanza de la gente a rostros que inspiren confianza, del desanimo a la dicha.

Cuando supe que me iba a ordenar sacerdote inmediatamente compartí con mi familia, mis amigos, conocidos, no me lo podía callar; recibí toda clase de felicitaciones, abrazos, muestras de cariño… pero una de las cosas que más me hacía feliz era el saber que al compartir la noticia mis hermanos se les dibujaba en su rostro la misma expresión de felicidad que Yo no podía contener el mío… ellos también se convirtieron en emisores de esta misma noticia llevando la felicidad a los demás.

Compartamos nuestras buenas noticias, hagamos felices a los demás. Compartamos La Buena Noticia, encaminemos a los demás a la santidad.

martes, 27 de septiembre de 2011

Mi Madre y mis hermanos

La Mañana del Sábado, me levanté de mi cama y fui a trotar un poco; aun la noche, agonizante, intentaba dar sus últimas sombras pero, para ella todo era inútil pues el sol nacía asomándose triunfante por las montañas que rodean mi ciudad. La victoria de este era inminente, no había espacio para derrotas.

Comencé a trotar por el parque, mientras contemplaba poco a poco este espectáculo; la campana de la iglesia se hacía escuchar marcando la primera llamada, con el fin de congregar a los hijos de la Reina para que gozaran del banquete que su Padre había preparado en honor a su Hijo. Fue entonces cuando mi cabeza se despertaba recordando los rezos que en el inicio de mi juventud aprendí. Al tiempo que recitaba el ángelus, sobre m i mente corría la inquietud por ir a ver a mi Madre. Hoy era su día.
Recordé cuantas veces había acudido a contemplar la imagen preciosa de mi parroquia, en ocasiones solía pensar que el niño que tenía entre los brazos era yo, muchas veces se me llenaron los ojos de lágrimas pidiéndole que me protegiera, que no me dejara solo, que era necesario que me mostrara su amor, sus pies sobre las nubes me hacían pensar que ella aligeraba mi camino. Con el tiempo fueron apareciendo personas que poco a poco se convirtieron en mis hermanos y que también solicitaban su ayuda. Así fue como aprendí a ver  en los que acudían a ella a mi propia familia.
Días atrás había decidido buscar a mis hermanos para decirles que Mamá tendría una fiesta y que seguramente le agradaría mucho que fueran a verla. Para algunos su respuesta fue inmediata, y me confirmaron su asistencia. Otros no logré tener comunicación con ellos. Mis hermanos estuvieron a tiempo en la fiesta dejaron cosas para ir a donde mamá, una de mis hermanas incluso dejo su carro mal estacionado en la avenida, Yo creo que eso no importa pues Mamá es Mamá y además es bien taquillera. Algunos de mis hermanos no están del todo agusto de ir a su casa, pues dicen que otros hijos de Mamá le han hecho algunos cambios a su casa, incluso a su manera de vestir. Ciertamente así es, pues cuando llegué a saludar a Mamá la note un poco cambiada; ya no estaba de pie sobre una nube sino sobre una piedra verde, sus pies estaban cubiertos con telas que colgaban de su velo, confieso que tuve que cerrar los ojos para recordar cómo era que llegaban a sus pies algunos de los guardiancillos alados, como si tuvieran la intención de informarle de cómo andábamos nosotros, sus hijos. Aun con esto debo decir que siempre me siento muy bien en casa de Mamá.
Creo que todos logramos disfrutar la Fiesta en casa de Mamá; esa noche fue genial, hace varios meses que no nos reuníamos, ni reíamos juntos. Me alegra saber que todos mis hermanos y hermanas están bien, aunque debo decir que ya hemos crecido en edad, madurez y, porque no decirlo, hasta en volumen. Hoy pasé nuevamente a casa de Mamá, quería darle las gracias por reunir a mis hermanos y hermanas. Me parece que pude ver una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. Al tiempo que Nuestro Hermano Mayor se aseguraba cada vez más en brazos de Mamá como diciéndome que entre más cerca se está de ella más seguros estamos. Y la verdad es que Nuestro Hermano Mayor es un verdadero ejemplo a seguir, ojala algún día pudiera Yo también llegar a tener sus mismos sentimientos y amar a Mamá tal como Él la ama.

¡Mamí… Como hermosa doncella el Señor te tomó!
Tu pueblo te llama con Fe: María de la Merced
Gracias Mamá

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El significado del título "Merced" es ante todo "misericordia". La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de  asemejarnos a Jesús misericordioso. El título mariano la Merced se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España. En esa época muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono estaban en peligro de perder lo mas preciado: la fe católica. Nuestra bendita Madre del Cielo, dándose a conocer como La Merced, quiso manifestar su misericordia hacia ellos por medio de dicha orden dedicada a atenderlos y liberarlos.

Es además patrona de los cautivos (presos), si hoy nos sentimos cautivos de lo que acontece en nuestros días pues recurramos a nuestra Madre para que nos libre y proteja de los que atentan contra la vida de nuestra ciudad.