Entre todos los libros encontré unas pinturas que al juzgar por la apariencia pesé que las había hecho un niño de unos 4 ó 5 años. Me permití recorrer con la Mirada aquel espectáculo de imagines, al tiempo que por mi cabeza pensaba en los momentos en que el autor habría disfrutado en hacerlas. Por fin mis ojos se posaron en una lona donde se reconocía el esfuerzo ciudadano de algunos hombres y mujeres de nuestro tiempo; entre ellos estaba la madre Guille y otros tantos más, me llamó la atención el de una joven en silla de ruedas.
Alguien se me acercó y comenzó hablarme de la autora de cada obra, de cómo es que comenzó a plasmar imágenes y destinar el dinero de las mismas en ayuda a personas con capacidad diferente. La autora resultaba ser la misma de la silla de ruedas. Me explicaba la persona que tenia parálisis cerebral, entre más me decía mas admiraba el esfuerzo de sus obras. Por mi mete pasaba mi reconocimiento a la autora. Pensaba también en tantos jóvenes que se dejaban vencer por las adversidades y buscaban falsas salidas, cayendo así en la depresión, el odio y hasta en las drogas. También pensaba en aquellos que buscaban ganar dinero para sí mismos mediante violencia y asesinatos. Y esta joven artista solo buscaba apoyarse para apoyar, dibujar en papel para darle color a su vida y a las de otros tantos en su misma situación.
Cómo es que esta joven artista con parálisis cerebral usaba su boca no para maldecir insultar o reclamar como otros lo hacemos ante las situaciones que nos afligen día a día; sino que con su boca tomaba el pincel para decir con colores que la esperanza sigue viva, que no importa cuna difícil sea la tarea y cuan hábiles seamos para realizarla, basta con intentarlo, esperando resonar en cada corazón que contemple su creación.
Pero mi experiencia de la Feria Internacional del Libro no quedó ahí, pues cuando estaba a punto de retirarme logre verla que salía de entre las pinturas y es entonces cuando pinto una nueva obra: su sonrisa. Ahora podía entender, no solo buscaba vender lienzos, tarjetas, llaveros o suvenires, sino buscaba vender “esperanza”. Su sonrisa me llenó de alegría. Ante eso solo pude expresar un tímido “felicidades”. El resto del día solo pude pensar en su esfuerzo, en su actitud de lucha, en su sonrisa. No dudé en pensar que Dios me había dado nuevamente la oportunidad de expresarlo en ‘palabras de martes’.
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Andrea Catalina Pérez Reséndez, nació en Monterrey, N.L. el 30 de Noviembre de 1990 y es la mayor en una familia con cinco hijos. Desde su nacimiento tiene parálisis cerebral y es una joven como cualquier otra de su edad: siempre está alegre, con mucho que hacer y tiene grandes sueños por alcanzar. Desde muy temprana edad mostró interés por el arte, y tener esta discapacidad no le ha impedido pintar, pues para realizar sus cuadros, aunque no puede tomar bien el pincel con sus manos, se ayuda con la boca. Una de las frases más comunes de Andrea es: “¿En qué te ayudo?”…
http://www.andreacperez.com/
Es un don descubrir a los mensajeros de Dios, que no se cansa de decirnos TE AMO Y NO ESTAS SOLO, MÍRAME CON EL AMOR QUE YO TE MIRO.
ResponderEliminarFeliz día
Araceli