martes, 27 de diciembre de 2011

“El Gesto y la Palabra oportuna”

En el principio existía ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.  Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
(Juan 1,1-5)

La Plegaria Eucarística Vb de la Liturgia ha llamado siempre mi atención desde muy niño. Recuerdo que solía escuchar al padre, de mi parroquia, en la Misa mientras que levantaba sus manos al cielo: inspíranos el gesto y la Palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado. Solía reflexionar sobre esto de niño, quienes son esos hermanos solos y desamparados; regularmente me suponía que aquellos que consideramos más pobres económicamente hablando, por ejemplo los ancianos que no gozan de una familia, o los niños abandonados, entre otros casos extremos. Pero más llamaba mi atención cuando reflexionaba sobre a qué se refería con la palabra oportuna. Y tratando de hacer relación a ambos pensamientos me preguntaba cómo iba saber cuál era el gesto y sobre todo la palabra oportuna que habría de decir.

El día de la Navidad me ha dado en parte la respuesta, pues pienso ahora que el gesto y la palabra oportuna es otorgar al mismo Cristo a quien más lo necesita. El evangelio de Juan es claro “en el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios… Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Oh que grandes y divinas palabras, escucharon mis oídos ese día de Navidad.

Mientras me preparaba para el sermón de la Mañana, no podía dejar de repetirme el abordar el tema con un comentario de los martes. Quería hacerlo desde el lunes sin embargo me dije espera al martes. Otras tantas palabras vinieron a mi encuentro mientras pasaba el lunes y parte del martes para hacer el comentario, pero cambiarían completamente el tema de la Navidad y además iban en un sentido más cómico, nostálgico y tal vez de gratitud inclusive. Así que me dije No hay que desaprovechar la octava de este tiempo de gracia que es la Navidad.

Durante el Adviento escuchaba frases ya muy cercanas a la Navidad como por ejemplo: “que el Niño Dios nazca en tu corazón” sin embargo se me hacían un tanto trilladas. Y es que el Nacimiento de Jesús en nuestros corazones solo puede darse cuando lo abrimos para que en ellos se encarnen nuestros hermanos. A fin de cuentas solo así podemos hacer presente a la Palabra hecha carne en nuestra vida y en la del prójimo. Cuando no lo hiciste con el más insignificante de mis hermanos conmigo tampoco lo hiciste. Esa es la verdadera palabra oportuna el mostrar al que es la Palabra a nuestros hermanos y, el abrirnos e ellos para mostrar el gesto oportuno. Tratando de imitar al que es Gesto y Palabra oportuna.

Qué gran gesto de nuestro Padre Dios mostrarnos y regalarnos a su Hijo hecho Hombre como nosotros y en la Humildad del Recién Nacido.

Qué Gran palabra de nuestro Padre Dios al hablarnos a través del que es la Palabra creadora: su Hijo. Y así poder expresar el gran amor que nos tiene.

Hagamos vida en el que es la Vida, a través de nuestros gestos y palabras a nuestro prójimo, amándolo siempre y oportunamente.

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

martes, 20 de diciembre de 2011

El calor de la afectividad

Amo el canto de cenzontle pájaro de cuatrocientas voces,
amo el color del jade y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.
Nezahualcoyotl.

La temporada decembrina me encanta y, es que entre el frio y la Navidad logran ponernos a todos en un plano afectivo que poco a poco se va impregnando en todas nuestras actividades. Se suele hacer intercambio de regalos para mostrarnos el afecto, se invitan a cenar los amigos para acrecentar los lazos  de fraternidad y, sobre todo dejamos que el Señor inunde con su amor al hombre, al regalarnos a su Hijo.

Recuerdo que de niño me era muy difícil mostrar el amor a mis amigos, incluso a mi familia; solía ser un tanto reservado. Hoy creo que he aprendido a mostrar mi afectividad a través de un abrazo, algunas palabras, algún gesto. Qué gran necesidad tenemos de sabernos amados y de mostrar nuestro amor a los demás.

Puedo decir que he logrado perdonar rápidamente pequeñas ofensas o roces que suelen darse con alguna fricción en las decisiones comunes; también he logrado dejar pasar por alto críticas que personas me han hecho a las espaldas… creo que en algún momento tuve que haber tomado la decisión de amar al hombre por lo que es y no por lo que tiene, ni por lo que el mismo pudiera hacer.

El sábado una de mis mejores amigas celebró con un banquete el término de sus esfuerzos por conseguir alguna profesión (Contadora Publica y Auditora), me pareció que todos teníamos en la mente un sentimiento de alegría por ver a nuestra amiga y a sus compañeros el poder ser llamados a recibir como graduados los reconocimientos correspondientes. Todos intentábamos dar muestra de nuestro afecto y apoyo. Sin embargo el afecto no solo se queda en el saber darlo sino también en el saber reconocerlo. En ese evento pude contemplar el rostro de mi amiga lleno de gratitud para con quienes ella sentía el apoyo, en especial según sus palabras y, voz entrecortada, de gratitud por el apoyo que le brindó su madre.

Tenemos que aprender que el afecto se da y se recibe. Muchos tal vez saben dar amor y mostrar afecto a través de los gestos pero pocos saben interpretar el mensaje que los demás emiten para brindarlo. Así tenemos a los hijos que se molestan con los padres porque estos intentan con sus acciones sencillas mostrar el afecto; dicha molestia se da porque en muchas ocasiones no se sabe codificar los mensajes afectivos de los demás; incluso se da entre las amistades de sexo opuesto. El mensaje de un abrazo puede resultar para el hombre o la mujer un mensaje confuso cuando uno lo manda como amistad y el otro lo codifica como algo más.

El Señor Jesús dejaba que la mujer pecadora le enjugara los pies, descubrió en ella el amor: “a esta mujer se le perdona mucho porque a amado mucho”. San Juan expresa tambien, otro gesto de afecto,  en su evangelio cuando el discípulo amado se recostó en el pecho del Señor. El mismo Señor Jesús reprueba que los gestos de afecto se utilicen de manera negativa, cuando recrimina a Judas Iscariote sobre el gesto con el que lo traicionaba; “¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?”.

Con todo esto creo que el afecto es aquello que le da calor a las amistades; la sonrisa, el abrazo, el beso, el saludo, el guiño, expresan el afecto que sentimos por las personas. Pongamos todo nuestro esfuerzo en mostrarlo y recibirlo, así haremos más cálidas nuestras expresiones de amor.

martes, 13 de diciembre de 2011

"TIGRES CAMPEON"

El domingo pude ver la final del futbol Mexicano con unos amigos, esta misma era disputada entre los equipos de Los Tigres y Los Santos. Antes de la Final me encontraba un tanto nervioso, pues desde muy niño he sentido inclinación por apoyar este equipo Tigres. Recuerdo cuando niño jugaba futbol en mi barrio sintiéndome alguno de los jugadores del equipo, entre los nombres que recuerdo viene a mi memoria el de Gasparini, el Chima Ruiz, Diablo Nuñez, entre otros muchos.

Mi nervio de ver Campeón a mi equipo tengo que decirlo era bastante, algunos de los feligreses de mi parroquia me decían que era exagerado, otros no creían que si quedaban campeones podía llegar a derramar lagrimas, como me ocurrió cuando descendieron y cuando Ascendieron nuevamente a la Primera división, pero yo seguía nervioso. Nervioso aun con un mercador a favor; pues tengo que decirlo y no negarlo los Tigres, el equipo del que me siento parte No había sido capeón durante 29 años y medio. Algunos tomaban este dato histórico para darme carrilla, incluso algunos seguidores del Primer Equipo local de mi estado, (digo primer equipo dado que los inicios del Club de Futbol Monterrey se remontan a 1945) hacían bromas diciendo que presumíamos campeonatos de hace veintinueve años mientras que ellos ya habían visto a su equipo campeón y que nosotros solo cada treinta años podíamos logra algo así; para su suerte los Rayados ha quedado cuatro veces campeón en torneos cortos, mientras que nosotros los Tigres solo habíamos sido campeones en dos ocasiones de Torneos largos (en el 79 82), que duraban todo el año. Hoy el Futbol en México ha cambiado.

También tengo que decir que el Club Tigres, nació oficialmente el 7 de marzo de 1960, surgió de una metamorfosis del equipo Jabatos, fundado tres años antes y cedido a la Universidad Autónoma de Nuevo León. Para el primer campeonato de tigres que fue a los 19 años de nacido el club pues yo aun no había nacido. Y en el 82 aunque ya contaba con casi un año de edad no había tenia la edad suficiente para poder vivir conscientemente el campeonato. Supongo yo que ha de haber sido un gran gozo para los seguidores Tigres del 79 poder ver a su equipo campeón por primera vez, al igual que para los seguidores Rayados del 86 al ver su equipo campeón por primera vez (en aquel torneo corto) después de 41 años de existencia sin saber que se sentía ser campeón.

Coincidentemente en la Iglesia celebrábamos el tercer domingo de adviento al cual denominamos Domingo Gaudete (de gozo), y yo podía experimentarlo. Pues el Gozo que sentía como encada eucaristía adquiría ahora también este pequeño gozo que tenía al ver a mi equipo campeón; gozo que como cite al principio me llevo a las lágrimas, basto abandonar el hogar donde vi el juego para poder soltar un par de lágrimas de mis ojos. Lagrimas de alegría por ver a mi equipo campeón. Hice sonar el claxon de mi carro anunciando la noticia buscando ser portavoz de mi claxon, algunos amigos tuvieron a bien hablarme pero mi voz no podía emitir palabras realmente estaba emocionado, solo pude esbozar entrecortado “Capeones… Campeones brother” y no pude pronunciar más palabras. Quería ir a casa de mi familia para celebrar el triunfo de nuestro equipo pero tenía que celebra la eucaristía, en mi interior le di gracias a Dios por permitirme haber disfrutado este gozo.

Reflexionando hoy puedo ver que el Señor me concedió disfrutar de la Misa y diciéndome Mayor será el gozo cuando participes de la Fiesta eterna. Qué gran acontecimiento. Si disfruté, con enorme gozo, esta corona que mi equipo consiguió, como será el Gozo cuando experimente el ser invitado al banquete de los cielos junto al Dios que le he entregado toda mi existencia.

Después de la Misa fui a descansar un rato y ver algunas noticias. Luego celebré la Misa de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe y al final de esta, pude celebra con unos amigos y hermanos el campeonato Tigres.

El Gozo es la expresión más grande que encontrado de saber que algunos participamos de la misma comunión. Como lo fue de la amistad de mi rallada amiga que nos tomo las fotos para expresar nuestro jubiloso sentimiento.


martes, 6 de diciembre de 2011

La esperanza muere al último

Hoy pude mostrar a mi familia la colección de monedas conmemorativas, con valor de cinco pesos cada una, al bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución de México. Mi familia las vio con asombro, algunos manifestaron no se habían dado cuenta de que traían a algunos personajes de la Historia de nuestro México, otros bromearon con ellas y algunos tal vez no les era tan importante. Sin embargo aun con lo anterior para mí fue emocionante cuando pude obtener la última moneda que completaba los 38 héroes patrios y colocarla en el coleccionador. Ellos no esperaban encontrar la moneda… pero yo sí. Esperaba encontrar la moneda que contenía el personaje faltante a mi colección. Que difícil, pues en ocasiones venían algunos otros, pero el faltante no, la alegría me vino cuando la encontré, pues fue hasta ese momento cuando pude ver el tiempo que le había invertido a esta tarea, cada vez que encontraba y obtenía una moneda distinta y así se iba completando mi colección me decía: solo faltan algunas, pero cuando la encontré entonces mi esperanza murió, había logrado llegar a la meta.

Me pregunto ahora ¿todos somos consientes de nuestras esperanzas? Desde el primer domingo de Adviento propuse a la feligresía que asistió a las eucaristías, que un servidor presidió, que buscáramos esperar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, trabajando por el hermano que se encuentra más próximo y con necesidad. La práctica de las obras de misericordia nos haría más efectiva la espera.

Aun con lo anterior me doy cuenta que el asunto de la Esperanza cristiana es bastante complicado; pues el mismo pueblo de Israel, que experimentó años de estar esperando al Mesías, llegó a un momento en el que veían en cualquier hombre, al objeto de su espera. Juan ‘el Bautista’ tiene que señalar que el no es sino que tiene que esperar a otro. Y cuando por fin llega el Señor, este nos dice que cuando hacemos el bien a alguno de los más insignificantes a él se lo hacemos.

Respondiendo a la pregunta, puedo decir que no, No todos somos consientes de nuestras esperanzas, pues en ocasiones ni siquiera sabemos con certeza lo que esperamos; Incluso me atrevo decir que algunos de los que si son consientes de lo que esperan lo han encuadrado tanto que no son capaces de ver que lo esperado pasa una y otra vez frente a ellos y ellos no lo reconocen.

Jesucristo viene y vendrá con gloria; sin embargo muchos en muchas ocasiones se nos olvida que lo esperamos. Por ejemplo aun era noviembre y con tristeza veía como la gente se amontonaba ya en las compras navideñas convirtiendo la fiesta de la navidad en moda. Ahora me pregunto ¿es posible que podamos esperar con espíritu cristiano a nuestro Señor? Ciertamente que sí. Cuando reconozcamos a Nuestro Señor que llega a nosotros no solo el 25 de diciembre sino en cada momento que mi hermano se encuentra necesitado, será entonces cuando realmente muera nuestra esperanza, cuando realmente celebremos y nos regocijamos, nos jubilamos con la Navidad del Señor. La Esperanza muere al último y muere para dar paso al gozo que no se acaba.


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El milagro de la vida en el momento del nacimiento es impresionante;
pero cuando todos ponen en Él su continua y cotidiana esperanza,
la misma espera se transforma en regocijo. 'Marana tha'