martes, 31 de enero de 2012

“Mis amigos”

Hace tiempo le escuché a mi padrino una frase que me impactó, en ese momento me sentí como un alumno que aprendía del maestro una lección, tal como lo había visto en películas donde los maestros, chamanes o ancianos trasmitían a algunos de sus discípulos; para no hacer el cuento largo les citó la frase: “Mil veces prefiero tener amigos que tener dinero”. Días después seguía pensando en aquella expresión, y entre más vueltas le daba en mi cabeza, más se creaba en mí la necesidad de hacer amistades que perduraran.

Con el tiempo aprendí que la amistad traspasa las fronteras del espacio y el tiempo, pues el amigo busca ser siempre cercano a pesar de las distancias, el amigo es capaz de escuchar la corrección del otro, de sufrir con el otro de crear soluciones con el otro, el amigo perdona sin importar lo mucho o poco que se le haya ofendido.

El mismo Jesús nos enseña la máxima del amor maiorem hac dilectionem nemo habet, ut animam suam quis ponat pro amicis suis intentando mover en nosotros el sentimiento de apertura para el bien del otro, de manera que amando también nos veamos enriquecidos por la amistad reciproca del otro.

Hoy puedo decir que tengo muchos amigos a los que amo y con los que me recupero del cansancio, con quienes puedo reír a carcajadas y llorar, con los que puedo buscar el concejo como descansar, algunos ya no viven tan cerca sin embargo el gesto del mensaje, del correo, de la llamada me hacen el día más cálido.

Hay una canción de Roberto Carlos que me ha hecho ruido este día, donde este desea tener un millón de amigos y, que tal vez hoy debería ser el deseo de todos pues solo así podríamos tener la seguridad y la fuerza para poder vencer el clima de desconfianza en el que estamos metidos. A fin de cuentas, ni todo el dinero del mundo podrá hacer que el día que necesitemos apoyo ahí esté el apoyo en persona, compartiendo y sintiendo lo mismo que sentimos; alegrándose con nuestras alegrías, entristeciéndose con nuestras tristezas.  

Debo decir que también de la amistad surge el compromiso, pues solo el que se es amigo es capaz de comprometerse con la otra persona de manera que sus alegrías y tristezas no dudará en compartir; esto para algunos se vuelve tan cercano que son movidos por su amistad a engendrar en ellos mismos sentimientos de fraternidad. De  manera que si realmente queremos amistades necesariamente hemos de abrirnos sin miedo al otro, con el fin de que el otro camine con nosotros.

Yo quiero creer la paz del futuro
quiero tener un hogar seguro.
Quiero a mi hijo pisando firme,
cantando alto, sonriendo libre.

 Yo quiero amor siempre en esta vida,
sentir calor de una mano amiga,
quiero a mi hermano sonrisa al viento,
verlo llorar pero de contento.

 Venga conmigo a ver los campos
cante conmigo también mi canto
pero no quiero cantar solito
yo quiero un coro de pajaritos

Quiero llevar este canto amigo
a quién lo pudiera necesitar
Yo quiero tener un millón de amigos
y así más fuerte poder cantar.



1 comentario: