
Fue entonces cuando me di cuenta de que muchas veces el no compartir al menos el saludo con las personas que se encuentran a mi lado, aun cuando sean desconocidos crea en las personas cierta desconfianza e inseguridad. El romper el hielo como coloquialmente lo decimos, nos hace poder mostrarnos simpatizantes y sobretodo fraternales.
Ojala pudiéramos siempre romper esa pared fría que creamos para no dejar pasar al hermano y por tanto dejar de compartir nuestra vida con él.
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