Si mal no recuerdo en 1991 entré a participar, por invitación de mis señor párroco, en la liturgia de mi parroquia como acólito (monaguillo), tarea que me gustaba mucho desempeñar, aunque a veces se me hacía pesado levantarme a las seis de la mañana, los domingos, para irme a la parroquia a la Misa de las siete, hay Dios que martirio, el horario se me hacía como un asesino de sueños, pero debo de confesar que cuando me tocaba jugar futbol en las canchas del Rio Santa Catarina también me tenía que levantar temprano y lo hacía desde mucho antes para estar listo, cosa que de niño me fascinaba. Para no hacer el cuento largo, en ese tiempo conocí más a fondo lo que es la cuaresma, mi párroco hablaba de ayuno y oración, pero también de abstinencia, así que por cuaresma me ponía como abstinencia no tomar refrescos y lo cumplía cabalmente, aunque a gritos y sombrerazos por que el refresco de cola era algo que disfrutaba mucho; solía tomarme de cuatro a seis refrescos al día, según como anduviera de dinero. La abstinencia de refresco me ayudo a forjar la Fuerza de Voluntad. Al poco tiempo comencé a hacer este ejercicio pero desde el 1º de Enero hasta la Pascua.
En 1998 comencé a fijarme como meta trabajar alguna de las virtud por tiempo de cuaresma que me ayudara a corregir ciertas áreas de oportunidad. Con el tiempo También esto me fue ayudando en mi crecimiento personal. Hasta que decidí hacer un proyecto de vida que me ayudara a siempre estar trabajando virtudes para lograr corregir algunas cosas que me impedían crecer.
Las Personas muy a menudo se hacen propósitos de Año Nuevo; entre los cuales he notado que destacan el llevar una buena dieta, hacer ejercicio, visitar a amigos que hace mucho tiempo no los veían, mejorar en la escuela, buscar sobresalir en el trabajo, dejar de decir malas palabras erraddicar algun vicio, etc. pero lo difícil de esto es que solo son propósitos, es decir buenas intenciones, que no se fundan en algo sólido, sino solo se llevan a la mente y así resultan ser un mero deseo, que no se sabe a ciencia cierta cuándo comenzará, cuánto durará, como se llevará a cabo y lo mas importante como se evaluará.
Comenzamos un Nuevo Año y nuevamente he escuchado cantidad de propósitos, que al igual que todos los años carecen de lo anteriormente ya mencionado, y se quedan en solo buenos deseos. Sin embargo a aquellos que me han tenido bien compartírmelos le he propuesto que dejen "el buen propósito" y se adentren a un plan o proyecto de vida, es decir que realmente se fijen metas a largo y corto plazo y sobretodo que se puedan evaluar periódicamente.
El Plan de Vida no es solo un buen deseo, sino que es un verdadero proyecto a futuro, que parte de un autoconocimiento personal, buscando aquello que es lo más urgente a corregir. No es como una pastilla para el dolor de cabeza al que con solo haberla tomado una sola vez cesa el dolor, sino que es un verdadero tratamiento a corto y largo plazo que afecta en todas las áreas de la persona: espirituales, humanas, laborales, apostolicas, entre otras.
Con el tiempo he descubierto que corregir fallas en mi persona es una tarea difícil y en este sentido el plan de vida garantiza un verdadero remedio. No se trata de decirse: “en adelante ya no seré enojón o impaciente”, “corregiré tal error”; sino que en lugar de centrarnos en el defecto hemos de trabajar concentrados en el remedio. Por ejemplo el que dice que ya no quiere ser enojón no se debe centrar en lo enojón, porque desgastará muchas energías en estar viendo siempre el defecto y la cantidad de veces que lo sigue repitiendo, a veces involuntariamente; sino que debe concentrarse en trabajar las virtudes de la Templanza y la Prudencia de manera que cuando haya logrado avanzar en la conquista de estas virtudes, el defecto habrá de ir desapareciendo por sí solo. Esto lo puedo ilustrar con la siguiente y breve fabulilla: “Zeus le dio al hombre dos bolsas, una para el pecho y otra para la espalda”; es decir, Las cosas que nos molestan y que tenemos que cargar con ellas nos hacen cada vez mas imposible caminar, sin embargo las cosas que nos gustan y con las cuales nos sentimos horados y orgullosos de nosotros mismos (metas, maneras de ser, objetivos, virtudes, dones, etc.) nos ayudan a observar el camino de una manera más sencilla y más grata; por tanto las primeras tenemos que echarlas a las espaldas y las segundas en el pecho de manera que nos hagan más placentero el avance.
Dado que el Plan de vida es un verdadero proyecto a futuro, podemos decir que consiste en que la persona se fije metas en su vida a partir de las áreas que quiera reforzar y corregir proponiendo el ejercitarse en algunas virtudes con el fin erradicar aquello que le hace imposible caminar. Más aun para lograr una virtud ha de hacerse media la fijación de algunas actividades concretas y repetitivas de manera que se vuelvan un buen hábito y lleguen a desarrollar la virtud. Las metas propuestas han de hacerse a largo y corto plazo con el fin de evaluarlas y no se queden solo en buenos propósitos.
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