martes, 29 de mayo de 2012

“Siempre es Pentecostés”



Accende lumen sensibus, Infunde amorem cordibus, Infirma nostri corporis, Virtute firmans perpeti.

(Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.)

Solo vagos recuerdos tengo de la fiesta de Pentecostés, de cuando era niño y servía en mi parroquia, lo mejor que pudiera hacerlo, como monaguillo. Haciendo un gran esfuerzo por abrir el baúl de los recuerdos, me viene a la memoria el color rojo con el que revestíamos el altar, el ambón, algunas partes del Templo parroquial, las mismas vestiduras del alto sacerdote que surgía impresionante para celebrar el acto sublime de la Eucaristía, las lenguas de fuego que algunos jóvenes hacían con cartón y pintura para engalanar el recinto, algunos cantos con los que invocábamos al Santo Espíritu; en fin. Todo se disponía para dar paso a la vigilia y renovar nuestro compromiso con Dios Espíritu Santo.


Aunque son escasas las memorias de la infancia que hacen alusión al encuentro que he tenido con el Dador de Vida, también he de decir que aún más atrás vino el primer encuentro con Él. Fue el 15 de Agosto de 1982 cuando mis padres me acercaban hacia la fuente de la vida eterna para recibir las aguas bautismales y así dejar que el Espíritu Divino se posara sobre la fragilidad este humilde siervo (entonces niño), en esa mismo día mis padres también me acercarían ante el delegado del Obispo (Mons. Aureliano Tapia; que Dios le conceda su santo reino) para recibir el Don de la Confirmación. Y esa misma fecha pero de 2009 bajo la imposición de manos de mi entonces obispo, Francisco Card. Robles, recibiera la efusión del Espíritu Santo para consagrarme al santo servicio del Ministerio Sacerdotal. Este último sacramento me ha llevado a poder actualizar constantemente la Confirmación.


Ahora bien como cada año, las parroquias suelen terminar las fiestas de pascua con la vigila de pentecostés, sin embargo este día es cuando, a mi juicio, renovamos nuestro compromiso misionero; pues el día en que los apóstoles reunidos en oración recibieron el Santo Espíritu, salieron a profetizar poniendo en práctica cuantos dones el Señor les había otorgado; así como ellos nosotros también en la confirmación recibimos los siete sagrados dones del Santo Espíritu, según reza el obispo en la Oración sobre los confirmandos: “Espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de concejo y de fortaleza, espíritu de ciencia, de piedad y de tu santo temor”; dones que nos capacitan para ejercer la misión que el Señor nos ha encomendado.


Podemos decir que Pentecostés no solo es un día de Fiesta sino que siempre ha de ser Pentecostés; pues, vivir la Confirmación es vivir siempre en pentecostés con sus multiformes dones. Estos mismos nos llevan hacia la Caridad fraterna como lo expresaba el padre Rodo, en su interpretación sobre el don de lenguas. “El Espíritu habla en lenguas… pero no con palabras extrañas (aunque podría ser) sino con las palabras de las obras… sus lenguas son tus obras, como sabiamente han dicho los antiguos: la vida de los santos son el mejor comentario a la Biblia. Tu vida es el verdadero modo en el que puede hablar el Espíritu…” (http://rodolfoantonio.blogspot.mx/2011/06/el-don-de-lenguas.html).


El pasado domingo de pentecostés al escuchar las alabanzas y oraciones del pueblo santo de Dios, pude sentir la presencia del Espíritu que me decía: estos son los hombres que buscan a Dios. Fue entonces como una serie de imágenes pasaban sobre mi mente, como si se ojera un álbum fotográfico, recorriendo cada instante en que había disfrutado la presencia del Espíritu.


Hoy soy consciente de que si realmente queremos que nuestra vida se llene de vida debemos de dejar que ese torrente de agua pase por nosotros saneando todo a su paso, de manera que renovados en el espíritu tengamos vida nueva; renovando nuestra confirmación también nosotros seamos fuente de vida por donde pase el espíritu para vivificar toda nuestra sociedad, nuestras amistades, ambientes sociales. Esa es nuestra misión.


No vivamos pentecostés solo como una fiesta sino que vivámoslo como un estilo de vida, pues el Espíritu siempre esta pronto. Siempre demos testimonio, siempre vivamos la caridad, siempre seamos testigos puesto que “siempre es pentecostés”.

1 comentario:

  1. Algun dia me voy a piratear alguna de sus entadas xD saludos

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