“A dónde vas caminante, con tus pies cansados, si no conoces el camino; En qué aferras tú esfuerzo y volteas atrás como si te alentara tu principio.
– A mi amor primero, que es donde he salido y en el cual me recupero para caminar seguro en este eterno sendero”
Cuando el camino se vuelve escabroso, dar pasos pesa demasiado, la fatiga viene y, junto con ella, trae desesperación y angustia por no saber el fin del camino. Avanzamos inciertos, mas por aferrarnos a nuestro caminar que por saber el rumbo de este.
Siempre que veo mis objetivos tras el cristal de mi trabajo, logro ver grandes pasos pero a la vez percibo el cansancio; en ocasiones llego a perderme en el mismo camino y que suele desesperarme y al final, termino con tristeza el día, cuestionándome siempre lo mismo, ¿para qué es este esfuerzo? Cumplir las metas trazadas conlleva una gran responsabilidad que solo aquellos que lo intentan y llevan siempre el mismo rumbo alcanzan estas mismas llenándose de inmensa alegría.
A mí me ha costado caminar, pues en los pasos dados siempre percibo miedo, me enfrento con valentía pero muchas veces me atemorizan las decisiones. Camino en mi propia selva donde he dejado que los arbustos de los sinsabores, penas y errores me desesperen y olviden el porque he querido recorrerla. Solo una cosa me mantiene avante: “mi primer amor”.
Cuando regreso a mi primer amor logro siempre revitalizarme del porque he iniciado mi camino, lloro de alegría pues siempre me da la fuerza y la meta de mi caminar; siempre me hace capaz de continuar.
Solo una cosa agrego, nunca nos perdamos en el esfuerzo pues el retorno al amor primero nos lleva siempre, como cual brújula, a encontrarnos con mayor fuerza a lo venidero.
A mi primer amor lo conocí a los 6 años, luego hubo otros amores, pero es indiscutible que el más grande, profundo y verdadero es ese primer amor. En la fotografía que me tomaron cuando lo tengo en mis brazos, acunándolo como lo que es, mi mayor tesoro, y mi mirada se pierde en la suya, revivo el amor tan grande que le tengo,y aunque a veces me he alejado de Él, saboreando la tristeza, el dolor y la desdicha que llega cuando no lo tengo presente en mi mente y mi corazón, sé bien que nunca me ha abandonado, siempre me espera con esos amorosos y maravillosos brazos que sólo Él tiene, para seguir mostrándome el camino, para darme la fuerza que necesito para no desviarme, para consolarme si lo necesito, para alentarme a seguir adelante camino a la meta, y sí, tiene razón, me lleva como brújula a encontrarme con mayor fuerza a lo venidero.
ResponderEliminarGracias por compartir su sentir y por permitirme expresar un poquito de lo que guardo en mi corazón.
Un abrazo fraterno.................Amy
En mis ejercicios espirituales para el presbiterado invertí toda una tarde en reflexionar en esa relación que iba a tener con Cristo a partir de mi ordenación. Para mi es una relación esponsal, y recordar el momento de la seducción, su compañia fiel y amorosa,y el día que me unió a él son cosas que me fortalecen y me ubican. Cierto, el primer amor es algo que nunca debemos olvidar.
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