La Mañana del Sábado, me levanté de mi cama y fui a trotar un poco; aun la noche, agonizante, intentaba dar sus últimas sombras pero, para ella todo era inútil pues el sol nacía asomándose triunfante por las montañas que rodean mi ciudad. La victoria de este era inminente, no había espacio para derrotas.
Comencé a trotar por el parque, mientras contemplaba poco a poco este espectáculo; la campana de la iglesia se hacía escuchar marcando la primera llamada, con el fin de congregar a los hijos de la Reina para que gozaran del banquete que su Padre había preparado en honor a su Hijo. Fue entonces cuando mi cabeza se despertaba recordando los rezos que en el inicio de mi juventud aprendí. Al tiempo que recitaba el ángelus, sobre m i mente corría la inquietud por ir a ver a mi Madre. Hoy era su día.
Recordé cuantas veces había acudido a contemplar la imagen preciosa de mi parroquia, en ocasiones solía pensar que el niño que tenía entre los brazos era yo, muchas veces se me llenaron los ojos de lágrimas pidiéndole que me protegiera, que no me dejara solo, que era necesario que me mostrara su amor, sus pies sobre las nubes me hacían pensar que ella aligeraba mi camino. Con el tiempo fueron apareciendo personas que poco a poco se convirtieron en mis hermanos y que también solicitaban su ayuda. Así fue como aprendí a ver en los que acudían a ella a mi propia familia.
Días atrás había decidido buscar a mis hermanos para decirles que Mamá tendría una fiesta y que seguramente le agradaría mucho que fueran a verla. Para algunos su respuesta fue inmediata, y me confirmaron su asistencia. Otros no logré tener comunicación con ellos. Mis hermanos estuvieron a tiempo en la fiesta dejaron cosas para ir a donde mamá, una de mis hermanas incluso dejo su carro mal estacionado en la avenida, Yo creo que eso no importa pues Mamá es Mamá y además es bien taquillera. Algunos de mis hermanos no están del todo agusto de ir a su casa, pues dicen que otros hijos de Mamá le han hecho algunos cambios a su casa, incluso a su manera de vestir. Ciertamente así es, pues cuando llegué a saludar a Mamá la note un poco cambiada; ya no estaba de pie sobre una nube sino sobre una piedra verde, sus pies estaban cubiertos con telas que colgaban de su velo, confieso que tuve que cerrar los ojos para recordar cómo era que llegaban a sus pies algunos de los guardiancillos alados, como si tuvieran la intención de informarle de cómo andábamos nosotros, sus hijos. Aun con esto debo decir que siempre me siento muy bien en casa de Mamá.
Creo que todos logramos disfrutar la Fiesta en casa de Mamá; esa noche fue genial, hace varios meses que no nos reuníamos, ni reíamos juntos. Me alegra saber que todos mis hermanos y hermanas están bien, aunque debo decir que ya hemos crecido en edad, madurez y, porque no decirlo, hasta en volumen. Hoy pasé nuevamente a casa de Mamá, quería darle las gracias por reunir a mis hermanos y hermanas. Me parece que pude ver una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. Al tiempo que Nuestro Hermano Mayor se aseguraba cada vez más en brazos de Mamá como diciéndome que entre más cerca se está de ella más seguros estamos. Y la verdad es que Nuestro Hermano Mayor es un verdadero ejemplo a seguir, ojala algún día pudiera Yo también llegar a tener sus mismos sentimientos y amar a Mamá tal como Él la ama.
¡Mamí… Como hermosa doncella el Señor te tomó!
Tu pueblo te llama con Fe: María de la Merced
Gracias Mamá
__________________________________________________________________________
El significado del título "Merced" es ante todo "misericordia". La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso. El título mariano la Merced se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España. En esa época muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono estaban en peligro de perder lo mas preciado: la fe católica. Nuestra bendita Madre del Cielo, dándose a conocer como La Merced, quiso manifestar su misericordia hacia ellos por medio de dicha orden dedicada a atenderlos y liberarlos.
Es además patrona de los cautivos (presos), si hoy nos sentimos cautivos de lo que acontece en nuestros días pues recurramos a nuestra Madre para que nos libre y proteja de los que atentan contra la vida de nuestra ciudad.