miércoles, 28 de agosto de 2013

Catequistas don de Dios para su Iglesia

Hace unos días me puse a reflexionar sobre mí caminar en la Fe y me di cuenta que es impresionante la cantidad de personas que me han ayudado a crecer como cristiano. Debo decir que en la Iglesia es imposible caminar solo, simplemente no se puede por el motivo de que nuestra Fe está puesta en Dios revelado por Cristo, el cual quiso hacerse presente en nuestros hermanos, de manera que entre más amamos al prójimo más amamos a Dios, y entre más comunión hacemos con Dios más somos Iglesia. ‘Quien ama a Dios, ame también a su hermano’ (1Jn 4,21). La mayoría de los católicos recordamos quien nos enseñó a hacer las primeras oraciones, que regularmente solemos aprenderlas en casa con nuestra familia; y también recordamos quien fueron nuestros catequistas. Aquellos que nos enseñaron los dogmas de Fe, aquellos por los que conocimos a Jesús, incluso aquellos por los que supimos que es y como participar en nuestra Fe.
 
 
En mi tiempo de formación hacia el sacerdocio y ahora como sacerdote he conocido muchísimos catequistas que semana tras semana buscan extender y trasmitir la Fe que profesamos a una inmensidad de niños que a través de uno, dos o más años se inician en la Fe y llegan a entrar en comunión con Cristo-Jesús en su sacramento de amor. En muchas ocasiones poco valorados incluso criticados, los catequistas perseveran firmes en la transmisión de la Fe. No les importa si el clima es bueno o malo, si les dan curso de pedagogía o no, si les agradecen o simplemente desprecian su apostolado… y los tenemos de todos tipos, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos, divertidos, serios, pedagógicos, austeros, etc. En fin todos coinciden en una sola cosa en su amor a Dios y a la Iglesia que les hace trasmitir el don de la Fe. Pero ¿Qué es trasmitir la Fe?
 
 
Con el Año de la Fe, decretado por Benedicto XVI, comenzamos un camino como Iglesia Católica rumbo al reconocimiento y  profundización de nuestra Fe. Ya en febrero de 2007, con la encíclica Sacramentum Caritatis, el papa ponía de  manifiesto que el misterio de la Eucaristía, ‘centro de nuestra Fe’, tiene un triple misterio que debe de creerse, celebrarse y vivirse. De tal manera que el catequista no solo es aquel que recita cosas de memoria en su clase de catecismo, sino que su ministerio le lleva a buscar una verdadera Educación en la Fe para aquellos que a su experiencia se acobijan y, de forma que se vean fortalecidos por esta Fe. Pues ‘la Fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida’ (Lumen Fidei 53).

Ciertamente los primeros responsables de la catequesis son los padres de familia, sin embargo hoy en día los que caminan y ejercen este ministerio de la catequesis buscan entronizar en los niños cuatro cosas básicas y que todos debemos conocer, vivir y celebrar en el diario caminar de nuestra vida sacramentaria, a saber: el credo, los sacramentos, los mandamientos y la oración. A través de estos la Fe se cree, vive y celebra; porque no los catequistas no solo acompañan a los neófitos en el camino hacia el sacramento del sacramento de la Eucaristía, sino que a través de ellos la Iglesia provee a sus hijos con el mapa que los llevará siempre al encuentro con su Dios y Señor. En otras palabras la Fe que se inculca es como el camino a recorrer que se abre al encuentro con Dios vivo (Cfr. Luemen Fidei 46).

Que hermosa e importante tarea, trasmitir la memoria de la Iglesia: Jesús. Aun recuerdo cuando de mi catequista escuché la historia de Samuel, los cantos de animación, los siete sacramentos y el buscar mi perseverancia en la Fe. Tampoco puedo olvidar aquellos catequistas que me enseñaron página a página el Catecismo de la Iglesia Católica, ni los cursos sobre las personas divinas que mi párroco impartió en los años de preparación al Jubileo del 2000. Por eso que ahora que profundizo más de cerca en lo referente a la Fe no dejo de agradecer por la respuesta que dieron aquellas personas y por el tiempo que me dedicaron para aprender a caminar en esta senda de la Fe… Creo que hoy el Señor mas que nunca sigue llamando a sus hijos a trasmitir y vivir su eterno recuerdo del evento de la salvación. Espero muchos respondamos a este llamado y sirvamos en este ministerio… “Padre Bueno recompénsales su entrega y servicio”.
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En honor a mis primeros catequistas:
Olivia, Francis, Anita, Don Paco, Adelaida, Nacho, P. Juan Ángel.