Ante
ti, postrado, otra vez me encuentro,
cautivado
por tu amor profundo.
Cuanto
amor, cuanta misericordia encuentro,
en
la obra que tú realizaste en este mundo.
Aunque
en el ir y venir de los días de mi vida,
que
desvían, entre afanes mis ojos de los tuyos.
Cuanto
amor, cuanta misericordia encuentro,
en
la justicia realizada para mí en este mundo.
Caída
tras caída me apartan de la gracia de tu Ley,
pero
sales y vuelves a cargar la cruz que yo merecía.
Cuanto
amor, cuanta misericordia encuentro,
al
contemplar tú entrega en la santa eucaristía.
Qué
difícil es la condición de pecador que tengo,
pues
mis actos y mis penas me portan al abismo.
Cuanto
amor, cuanta misericordia encuentro,
al
rescatarme de las tinieblas con tu santo bautismo.
Gloria
al Padre que te ha enviado,
gloria
al Espíritu por él y por ti entregado.
Cuanto
amor, cuanta misericordia encuentro,